LA TUYA POR SI A CASO

lunes, 30 de abril de 2007

DOMINGO DE DIEZ DE LA MAÑANA A CUATRO DE LA TARDE


Aquí es donde mi vida se convierte en la maravilla de lo absoluto. Cuando mi guitarra y yo imploramos al viento, regalando notas y acordes para decorar el entorno. Aquí es donde mi inspiración cruza fronteras, vuelo hacia donde me de la gana. Si canto una obra de Facundo Cabral, Fito Paez, Menphis la Blusera, Versuit Bergarabat, Mercedes Sosa o Leon Gieco…entonces visito la Argentina. Si canto las maravillosas letras de Armando manzanero, estoy visitando México lindo y querido. Si mi guitarra da tonalidades del señor Ricardo Arjona, me estoy acercando a un país vecino y espectacular me refiero a Guatemala, si interpreto la obra de Robi Draco Rosa, estoy visitando la tierra de las negras hermosas…Puerto Rico. De esa manera me la paso todo un domingo en esta hamaca de diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Después de haber pintado el cielo multicolor con una emulsión de canciones clasificadas por sus líricas tan singulares y espectaculares, la maravilla se termina cuando a las cuatro de la tarde llega mi vecino presumiendo su estereo que suena a dos cuadras y pone un disco de regueton. En mi humilde opinión el regueton es la mixtura entre mierda y basura lo cual hace que mi guitarra se llene de calentura y tenga que dormir en su estuche. Mi guitarra y yo no somos partidarios de ese ruido llamado regueton. La magia termina cuando mi vecino empieza. Sin embargo lo comprendo, porque mi vecino es tan ignorante que no sabe que la ignorancia es el conocimiento de la nada y que la nada está en el… y que el esta en la ignorancia plena del conocimiento. jajajajjj

Muy buena vida para todos.

miércoles, 18 de abril de 2007

NOVELA TESTIMONIAL CUANDO REGRESÉ A MI PUEBLO


Empacando maletas me sorprendió la mañana del 24 de agosto de 1992. Había estado un tanto deprimido un día antes de tomar semejante decisión. La noche del 23, de manera sigilosa casi transparente fui observando a mi madre como advirtiendo que esa seria la última noche que nos íbamos a ver.
Mi madre es Enriqueta. Es una señora de pocas palabras pero precisa, tiene un corazón de oro. En el pueblo la llaman Doña Quica. Yo vivía en un pequeño pueblo al sur de mi país. Vivía a la orilla del río San Lorenzo, donde con mis amiguitos de escuela solíamos bañar todas las tardes después de pasar por la casa de don Alberto para robarle mangos. Don Alberto era el pastor de la única iglesia que había en el pueblo. El era un señor de mirada tierna y vos penetrante, yo lo vi en algunas ocasiones tocando las entrepiernas a las niñas que asistían los domingos a la iglesia para escuchar la palabra de Dios. El 24 de agosto fastidiado por la rebeldía que merodea a un adolescente con ganas de volar…me fui de mi pueblo sin decirle nada a nadie. Maleta en mano y cuarenta lempiras en el bolsillo emprendí mi viaje hacia donde me apuntara la nariz. Recorriendo sin parar llegué a New York o sea que cambie la maravilla de lo autentico por edificios que no me pertenecían es decir que con aquellos cuarenta lempiras yo iba ser vecino de Donald Trump, él en su mansión y yo en una banca del Central Park.
Solo, sin nadie que me ayudase usaba el periódico New York Times como almohada y me cobijaba con una franela que me había regalado un Dominicano que trabajaba recogiendo basura.
_Buenos días señor, Le dije.
_Buenos días mijo, como tu ta?
_Pues, aquí con un poco de hambre y no tengo nada para comer.
_Coño, en lo único que puedo ayudarte es con esta franela para soportar este frío.
_No importa…se lo agradezco mucho.
_Oye chico, como tu te llamas?
_Me llamo Miguel Cálix señor, soy de Honduras.
_Bueno mijo, que te vaya bien, me dijo el dominicano mientras llenaba el barril recolector de basura.
Aguantando hambre y frió una mañana de domingo, se acercó a mi una mujer joven, yo estaba vendiendo cuatro periódicos que unos gringos habían dejado botado en el Central Park. Ella se sacó un dólar y me dijo:
_Do you work in this corner?
_No hablo ingles señorita…le dije, mientras le mostraba mis dientes amarillos con una sonrisa.
_io hablou español poquito, me dijo.
Esous periodicous no ser de hoy.
_Yo se señorita pero es que no tengo Money para comer.
_Como te llamas?
_Miguel
_Mucho gusto, mi nombrei es Catherine, ¿tienes familia aquí?
_No, estoy solo, no tengo a nadie que me ayude, ni tengo donde dormir.
_Um, que lástima. OK, Cuídese muchou, tenga diez dólares para que pueda comer algo.
_Muchas gracias, tenqiu, tenqiu__le dije.
La gringa se fue y yo me quede con un dejo de tristeza al saber que en mi pueblo me la pasaba mejor y no mendigaba como lo estaba haciendo.
Caminando por un barrio chino, vi a un gringo de edad avanzada, tendría unos setenta y cinco años, tratando de subir un saco a su camioneta, entonces yo con mi aspecto de mendigo le ofrecí ayuda. Le ayudé a subir el saco y el me sonrió, me palmoteo y me dijo:
_Muchas gracias, yo estar muy viejo para estas cosas.
El gringo se subió a la camioneta y se fue.
Aludiendo a la adversidad me hice amigo de la pobreza, de hecho sobrevivía con una taza de café y pan todas las mañanas. Un jueves pasé por el mismo barrio chino con la esperanza de ver a alguien que necesitara ayuda para así poder ganarme si quiera una hamburguesa de Mc Donald.
Pasando por allí, vi la misma camioneta azul que conducía el viejo el cual no me dio nada por ayudarlo si no que solo me palmoteó, y con lo débil que yo estaba casi me saca los pulmones. Pero la sorpresa fue cuando vi que no era el señor quien conducía la camioneta ese día, si no que era Catherine… la misma muchacha joven de unos veinte años que me regaló los diez dólares cuando yo estaba vendiendo los periódicos con fecha expirada en el Central Park. Me acerqué a ella y le dije.
_Hello, señorita.
_Holaaaau, usted ser Miguel. Muchou gusto.
_Puedo ayudarla? Le pregunte.
_Si claro, tengou que subir unos sacos de verduras para el restaurante de mi padre.
Resulta que el mismo señor que yo había visto, era el padre de Catherine y llegaban al barrio chino a comprar cosas para su negocio. Yo ya tenía cinco meses de estar en las calles y había aprendido un poco de ingles para salir del apuro, por lo menos para mendigar.
_Señorita, I’m very sorry pero no tengo para comer. I’m really embarased pero tengo que pedir. La gringa entonces me vio con lástima, me regaló una sonrisa, mostrándome sus dientes de distinto color a los míos, me puso la mano en el hombro y me dijo:
_Si quieres yo te consigou trabajo con mi padre y te podemos rentar un cuartito que está detrás del restaurante.
_De verdad señorita?
_Si, clarou…espérame aquí mismo a las dos de la tarde, yo voy a hablar con mi padre. Toma diez dólares para que comas.
_Muchas gracias señorita.
En ese momento sentí que Dios estaba de mi lado, como siempre lo había estado… nada más que esta vez en Estados Unidos. Mi madre solía decir que Dios aprieta pero no ahorca. Más rápido que pronto fui al taller automotriz de Yin Chao un chino que me prestaba su baño para así darme una ducha y no oler a perro de mercado revolcado con mierda. Le conté al chino lo que me pasaba y me regaló un par de jeans y una camiseta que decía: proud to be an american man. Me puse la ropa y me fui a la esquina donde tenía que esperar a Catherine. Cuando me vi en el espejo, me di cuenta que hacia mucho tiempo no lucia como la gente. En mi pueblo yo era uno de los que tenia la suerte de tener la mejor ropa, ya que mi padre aunque divorciado con mi madre me llevaba ropa cada vez que nos visitaba. Mi padre dejó a mi madre con cinco hijos y se fue a vivir a Costa Rica con una mujer dueña de gasolineras. Mi padre me pagaba el colegio el cual abandoné por ignorancia y creer que George Bush padre, siendo presidente de los Estados Unidos me iba a hacer la vida más fácil estando yo aquí, sin tener idea que yo iba a ser la réplica auténtica de Guillermo Descalzi cuando lo llamaban el príncipe de los mendigos.
Nervioso, casi con el corazón en la mano estaba esperando a Catherine. A las dos en punto veo venir la camioneta azul que haría cambiar mi vida.
_Come in, me dijo Catherine, mientras abria la puerta para que yo entrara al carro.
_Ummmm usted luce muy bien, me dijo.
_Muchas gracias señorita catherine, le dije.
Frank Stevens el padre de Catherine me había dado la oportunidad de trabajar para el en una bodega donde almacenan los granos básicos para el restaurante y me había dado el apartamento que estaba detrás del mismo. Catherine por su parte trabajaba en bienes raíces y cuando ella podía, me llevaba comida a mi apartamento, comida que no me gustaba mucho, pero como decía el abuelo: a macho regalado, no se le busca lado. Al pasar del tiempo Catherine fue mejorando su español y yo fui aprendiendo ingles. Yo tenía en el apartamento mi equipo de sonido Sony, el cual lo compré en una tienda de árabes, un micro ondas, una línea telefónica, mi cama y un televisor. El teléfono salía sobrando, estaba de adorno ya que en el pueblo de donde yo huí para ganarme unas caricias verdes…no había comunicación telefónica. Me preguntaba… que sería de Quica mi madre, de Don Alberto el pastor que manoseaba a las niñas de la parroquia. Empecé a extrañar el rió San Lorenzo donde hice el amor con Lola, una prostituta de treinta y ocho años que me pagó tres lempiras para saborear mi virginidad. Lola era la que nos daba placer a todos los del pueblo. La soledad y la desesperación de saber acerca de mi familia, hacia que mi vida tuviera un color gris el cual lo vestía con tonos y matices multicolor para así poder disimular mi descontento. Como olvidar cuando mi abuelo me llevaba al campo para elevar el cometa que él mismo me había fabricado, me decía:
_Mijo, cuando yo no esté en este mundo…acuérdate de mí cada vez que eleves un cometa porque te estaré viendo desde allá arriba.
Un día Catherine pudo advertir mi desasosiego, yo estaba en el corredor de mí apartamento viendo hacia la nada, con la mirada puesta justamente allí, donde todo se pierde pero que a la vez todo se encuentra, estaba viendo al cielo. Ella se acercó, me dijo con una vos de lo más empatica con ganas de solucionar problemas:
_Que le pasa?
_Nada, solo que extraño a mi familia.
_De que parte de Honduras es usted?
_Soy de un lugar que se llama Choluteca, y cuando me vine, salí solo con cuarenta lempiras que se los robé a mi mamá de su monedero.
_Como se llama su mamá?
_Se llama Enriqueta López
_Aquí hay una estación radial donde llaman muchas personas de su país, debería ir para ver si lo pueden ayudar.
Más adelante me atreví a ir a la estación radial pero ya la habían cerrado. Frank me dio la oportunidad de dejar de trabajar en la bodega y me dio el puesto como cajero en el restaurante. Dejándome llevar por todo lo que me ocurría, me metí en donde nunca debí haberme metido, me metí en el mundo de las drogas. Después de terminar mi horario de trabajo me iba religiosamente a comprar cocaína a la casa de Mauricio, mejor conocido como El Flaco. Mauricio era un mexicano de unos treinta años de aspecto aindiado y vendía droga en su propia casa en frente de una escuela cristiana.
_Toma, metete un poco de esta mierda para que olvides todas las penas, me dijo el flaco.
_isssss Con dos narizazos más y estoy quieto, le dije. Mauri, podemos llamar a Carmen la dominicana de nalgas exageradas.
_A puta pero solo vos te la vas a coger? ¿Y yo?
_Nombe compadre le caemos los dos, le invitamos unos cuantos pericazos y punto, ella no se raja, a ella le fascina coger estando bien high.
Al cabo de treinta minutos llegó Carmen a la casa del Flaco escuchamos que abrieron el portón y luego ella tocó la puerta.
_Hola negra, pasa adelante le dije, mientras me acomodaba mi entrepierna ya con la erección en su punto máximo.
_Vaya, solo me viste y ya se te paró el pirulin, me dijo.
_Jajajaj, es para que veas que hoy te va ir mejor que nunca, veni sentate mientras llamo a Mauricio. En ese momento el Flaco estaba en el baño echándose un pase de coca.
_Que paso wey? Me preguntó.
_Ya está la vieja en la sala, se vino con un escote súper rico, le dije.
Mauricio y yo salimos al mismo tiempo del baño y nos dirigimos a la sala donde nos estaba esperando la mujer de las nalgas de oro. Ella nos sugirió que pusiéramos música, lo cual yo no me rehusé y puse el disco de Bob Marley, estábamos escuchando No Woman No Cry, y yo me movía al compás de la música con las manos hacia arriba y lentamente me movía de izquierda a derecha.
Carmen empezó a consumir droga y de repente empezó a hacernos un strip tease, se subió a la mesa y se subía la falda lentamente al compás de la música. Se desvistió me invitó a que la acompañase a bailar en la mesa. Le di dos narizazos más al polvo blanco y me subí a bailar con ella. Mauricio nos veía desde el sofá mientras se acariciaba el pene para ir preparando nuestro proyecto sexual. Carmen se había bajado la falda y me miraba con cara de picardía. Metió su mano derecha en mi pantalón y tocaba mi entrepierna, me masturbaba lentamente, Mauricio se levantó del sofá se quitó la ropa se subió a la mesa y le puso su pene entre las nalgas a Carmen. Ella se molestó y lo empujó, lo cual enfureció al flaco y empanzaron a discutir.
_Que te pasa hija de puta?
_ya te he dicho que con tigo no quiero nada, yo vine aquí porque me encanta cuando Miguel me hace el amor.
_Pues lo vas a tener que hacer conmigo también perra, hija de puta.
Mauricio insistió nuevamente, se subió a la mesa y la agarró a la fuerza, ella lo insultó y lo volvió a empujar. Mauricio corrió hacia la cocina y cuando regresó, tenía un cuchillo en sus manos.
_Mauricio, que vas a hacer? Le pregunté.
_vamos a ver si esta zorra no se deja coger, me dijo.
Mauricio se acerco a ella la tomo del brazo y la tiro al sofá.
_No vayas a cometer una estupidez, le dije.
_vaya perra vieja abrite, te la voy a meter toda.
_Miguel, ayudame por favor, gritó Carmen
Yo estaba asustado y no me pude mover de donde estaba, me sentía espantado por todo lo que sucedía. Mauricio la puso boca abajo y se la metió por detrás mientras ella lloraba.
_Así te gusta? Perra… mira que rico te la meto hija de puta.
De repente alguien toco la puerta, nos quedamos callados.
_Carmen estas allí? Preguntaron.
Mauricio arrastró a Carmen hasta el baño y le puso el cuchillo en el cuello. Yo me quedé quieto sin hacer ruido y solo escuché los pasos cuando se estaban retirando de la casa. Me fui al baño a tratar de convencer a Mauricio que dejara ir a Carmen. Cuando llegué al baño, miré que Carmen estaba forcejeando con el flaco, entonces el le dio un golpe en la cara y me dijo:
_Encende el carro wey.
Mauricio se puso encima de Carmen y le clavó el cuchillo tres veces en el cuello.
_Esto te pasa por despreciarme hija de puta, le dijo.
Mauricio y yo salimos corriendo de la casa mientras yo de reojo veía como se retorcía Carmen. Nos subimos a la camioneta y el flaco estaba tan descontrolado que me dejó en una gasolinera a dos horas del hecho.
_Si te agarran no me menciones, me advirtió.
Yo sin embargo…sin saber que hacer seguí caminando hasta encontrar un hotel pequeño de mala muerte, me encerré en el lugar mientras ponía en orden mis ideas, ya que estaba claro que no podía regresar al lugar, ya no podía trabajar con Frank, ni gozar de los concejos de Catherine. A las seis de la mañana del día siguiente, salí del hotel con el cuerpo lleno de garrapatas, tomé un autobús que me condujera donde fuera. El chofer del autobus tenía aspecto de mexicano, usaba el pelo corto y bigote pronunciado como el de Emiliano Zapata. Sentado en el último asiento veía con desconfianza a todos los pasajeros, me daba la impresión que me reconocían. Mas adelante había un operativo policial y un oficial de la policía se subió al autobús a pedir documentos. Era un oficial fornido de piel clara y ojos azules, después de haber registrado a todos los pasajeros sin éxito alguno, se dirigió a mí y por supuesto como tengo cara de hondureño, me preguntó:
_Do you speak English?
_Yes, sir.
_May I see your documents please?
En ese momento se me movía el suelo del miedo ya que portaba un documento de seguro social falso.
_Where are you going sir? Me preguntó mientras me veía fijamente a los ojos.
_I’m going to visit some friends.
_What’s the name of the place you’re going?
_I forgot sir.
_O.K let’s go outside.
Cuando el gringo me dijo que me saliera me temblaban las piernas, no por el hecho de poder ser deportado a mi país si no porque podían darse cuenta que soy el que estuvo el día anterior en la masacre perpetrada por el flaco. Al salir miré que habían cuatro patrullas y como ocho o nueve policías, yo trataba de disimular el miedo, mientras ellos hablaban en clave por radio. De repente en medio de la nada escuche que dijeron:
_Puta miguel, que andas haciendo tan lejos?
Se me llenaron de aire los pulmones ya que esa vos venia de un policía y sabía mi nombre, era el oficial López… cliente del restaurante de Frank.
Me dirigí directamente donde estaba el y le di la mano.
_Como le va oficial?
_Muy bien hombre. Para donde vas?
_voy a visitar a unos amigos, le dije.
El oficial López habló con los demás policías y me ayudaron a esperar otro autobús para que así me pudiera ir, sin saber que sentía los huevos calientes porque me acababa de orinar en el pantalón.
El tiempo pasó y volví a mendigar como al principio, nada más que esta vez caminando y caminando llegué a Los Ángeles. Desde allí llamé a Catherine y le conté todo lo que había sucedido. Ella me contó que la policía había capturado al flaco, ya que Carmen no había muerto porque la asistieron pronto en un hospital de la zona y ella lo culpo. Al flaco le dieron alrededor de cuarenta y cinco años de cárcel y lo culparon por otros delitos.
Yo por mi parte no tuve los huevos de regresar a New York. Me quede trabajando en una fabrica de vidrios y fue allí donde conocí a Patricia Medrano, una mujer que me ayudo a salir del hoyo donde me había hundido, ella era gerente de la fabrica donde yo trabajaba como cortador de vidrios. Su familia no me quería mucho por mi escasez económica. El padre de Pati como suelo llamarla, es el dueño de la fábrica, mientras que Doña Teresa de Medrano su madre…tenía una lavandería. Deje las drogas con la ayuda de Pati, lo cual para sus padres era un infortunio ya que en varias ocasiones le ordenaban a Paco…un muchacho Salvadoreño que me llevara cocaína para que yo siguiera consumiendo y así perderme para siempre de sus vidas. Pati y yo compramos un apartamento y de esa manera podíamos disfrutar más de nuestro hijo Miguelito.
Allá por noviembre de 1998, estaba viendo un canal de noticias, cuando se me calló la taza de café de la sorpresa que me lleve cuando estaban hablando del huracán Mitch, este huracán desbastó por completo a mi pueblo y muchas otras zonas de mi país. Al sentirme tan indefenso, salí corriendo a contarle a Pati lo que estaba sucediendo en mi país. Para ese entonces yo ya podía regresar a mi país ya que ya no estaba como ilegal y no por ayuda del presidente el cual gozó la espectacular mamada de Mónica lewinski (Bill Clinton) fue porque ya me había casado con Pati.
Ella se sentó conmigo en el sofá y veíamos como estaba mi país de destrozado. Decidí ir el siguiente día a Honduras pero no había vuelos ya que los aeropuertos se habían inundado también. No había manera, además en mi pueblo no había teléfono, a diez kilómetros de allí en un pueblo que se llama los Manguitos, tenían un servicio de telegrama, traté de contactarme con ellos pero fue imposible. El presidente de Honduras el señor Carlos Flores empezó a pedir ayuda internacional y mucha gente de Estados Unidos enviaba comida y ropa para apalear un poco si es que se podía…el sufrimiento de mis paisanos. Sin poder hacer nada mas que esperar, un día viendo las noticias mire en la televisión a Don Alberto el pastor que abusaba de las niñas en la iglesia, estaba dando a conocer el desastre que había desaparecido casi en su totalidad a mi pueblo. Don Alberto ya lucia mucho mas viejo, en ese momento leyó la lista de victimas que habían perdido la vida, advirtiendo que habían mas muertos, solo que no se habían podido reconocer. Mi esposa y yo nos tomamos de la mano con un nudo en la garganta y rezando para que mi familia no formara parte de la lista negra. Al final el pastor anunció a sesenta y tres personas que habían fallecido por causa del huracán, sin haber mencionado a Quica…mi madre. Las donaciones que enviaban de otros países no llegaban de manera inmediata por el problema de los aeropuertos, sin embargo mes y medio después se anunció que ya estaban habilitados. Sin pensar mucho, Pati y yo alistamos maletas pero primero pasamos por New York, ya que yo sentía la necesidad de ese abrazo sincero que recibía de Frank y Catherine. Ellos ya se habían enterado de lo que sucedía en mi país por medio de los noticiarios. Catherine me dio un abrazo y con su escaso español me dijo:
_Que dios te ayudeiiii.
Le pregunté a Catherine si había visto a Carmen, la mujer dominicana de las nalgas enormes. Catherine me llevó a la casa de Carmen, le dije a mi esposa que me esperara en el restaurante, ya que no le había contado profundamente la vida de mierda en la que me había envuelto en New York.
Al llegar a la casa de Carmen se me calló el corazón al piso y me atraganté, ya que ella estaba en silla de ruedas, había quedado invalida por lo que le había hecho Mauricio, se le podían ver fácilmente las cicatrices en el cuello. Me acerque a ella y le dije:
_Siento mucho lo que pasó, se que fui cobarde por no haberte defendido. Ella me miró a los ojos y me besó la mano derecha…ella no podía hablar, perdió el habla. Me hinque, recosté mi cara en su pecho empecé a llorar y le di un abrazo.
_Je, jiero… (Te quiero) me dijo
Yo la mire a los ojos y vi su rostro, el rostro de una mujer que de no ser por la maldita droga que yo estaba consumiendo ese día, no hubiese quedado desfigurado. Le conté porque estaba allí y le dije que iba para Honduras para encontrarme con Quica y mis hermanos. Ella me persignó y me hizo una señal de lucha y victoria con su puño, como diciendo…ve a buscarla. Catherine y yo nos marchamos del lugar y yo iba llorando por la acera mientras ella me abrazaba y consolaba. Mi esposa y yo por fin llegamos al aeropuerto Ramón Villeda Morales a las dos de la tarde y desde allí buscamos transporte para llegar hasta Choluteca, lo cual con lo mal que estaban las carreteras tardaríamos doce horas en llegar. El siguiente día que ya estábamos en Choluteca…veíamos como los camiones militares llevaban ayuda para poder sustentar la angustia desenfrenada de mis paisanos. Pati y yo decidimosmos dejar a nuestro hijo con Doña Teresa de Medrano, mi suegra.
El pueblo estaba irreconocible, no había quedado nada de lo que dejé de ver cuando decidí partir en 1992. Se sentía olor a muerte, veíamos como un tractor sacaba cadáveres de los escombros, y yo al igual que muchos tratando de identificar a la mujer que me dio la oportunidad de poder compartir esta historia con ustedes.
La desesperación me estaba matando. Fuimos a buscar un lugar de refugio para los damnificados y caminando entre el lodo y gritos de personas que al final ya se habían resignado de todo, en ese momento pasó un muchacho corriendo y me robó el reloj, el no me reconoció…pero yo si. Era Leonel uno de mis amigos de infancia con el que nos metíamos a la casa de Don Alberto a robar mangos, yo lo llame:
_Leonel, veni soy yo Miguel.
El se paró me volteo a ver y agachó la cabeza se dirigió a mi, me abrazo y se puso a llorar y a la vez me daba el reloj que me había quitado por no decir robar porque yo entendía por lo que el estaba pasando.
_Discúlpame Miguel pero es que no tengo ni donde dormir ni que comer. Me dijo.
En ese momento respire profundo porque el usó las mismas palabras que usé cuando yo andaba mendigando en New York.
_No hay problema Leonel, le dije.
_Cuando viniste de Estados Unidos? Me preguntó
_Vine ayer, y no puedo encontrar a mi madre, ¿sabes algo de ella? Le pregunté.
_No, no se nada de ella, solo sé que tus dos hermanitos menores murieron, los arrastró la corriente y se ahogaron en el río San Lorenzo.
Pati me miró y supo fácilmente que con eso que me dijo Leonel yo no haría más que llorar. Me senté en un tronco lleno de lodo y miré hacia la nada al igual que hacia cuando estaba deprimido en el apartamento que me había rentado Frank. Vi hacia la nada donde todo se pierde pero que a la vez todo se encuentra, estaba viendo al cielo. Miré hacia arriba sin decir ninguna palabra, y esperaba una señal de mi abuelo ya que el me prometió que estaría cuidando de mi en el cielo.
_Puta, ¿porque Dios no se acuerda de mi? Grité, dándole golpes al suelo que era más que lodo.
Porque si nosotros siempre hemos sido gente de bien, estamos en esta situación de mierda?
Pati se sentó también en el tronco, me dio un abrazo fuerte y me dijo:
_Dios siempre esta con uno, ya veras que todo va a cambiar mi amor, me dijo.
_Vos no tenes ni idea del dolor que yo siento, le dije. Aquí fue donde yo crecí, donde mi mami parió a sus cinco hijos, donde aprendí a leer y a escribir, donde yo corría con mis amigos jugando al fútbol, y ahora no hay nada mas que escombros y gente muerta.
Leonel me llevó al refugio donde estaban algunos de los damnificados. A los que estaban mas grabes se los llevaron al Hospital Mario Catarino Rivas en San Pedro Sula, a ocho horas del pueblo. Al llegar al albergue, Leonel se despidió de mí porque me dijo que también estaba buscando a su familia, me dio la mano y yo le regale mi reloj para que lo vendiera y así pudiera comer. Al entrar al refugio escuche que la gente murmuraba diciendo:
Ese es Miguel, el hijo de Doña Quica. El vino de los Estados Unidos.
Yo miraba a mi alrededor para saber quien halaba de mi pero era difícil entre tanta gente ya que habían personas de otros pueblos allí mismo.
De repente vi a Lola la prostituta la cual me compró mi virginidad por tres lempiras.
_Miguel, soy Lola…te acordas de mi.
_Hola Lola, que lastima en la situación en la que nos volvemos a ver, le dije.
_Aquí estamos hechos mierda, tenemos varios días sin comer bien, la comida llega, pero llega cada tres días. Ya fuiste a ver el rió San Lorenzo? Me preguntó.
_No, no he ido aun, le dije.
Le pregunté si sabia de mi madre y me dijo que no sabía nada, solo lo de mis hermanitos. Fui a buscar los cuerpos de Ronny y Pedrito, mis hermanitos para darle cristiana sepultura.
Mi esposa se regresó a Estados Unidos ya que tenía un mes de estar entre muertos y raíces y se enfermó de malaria. Yo seguí buscando sin encontrar nada. Resignado, le tomé las últimas fotografías a lo que fue el rió San Lorenzo y a mi pueblo. Regresé después a Los Ángeles con la única familia que me quedaba, Pati, Miguelito y el nuevo bebé por llegar a este mundo. Pati estaba embarazada de nuevo. Seguí regresando a Honduras para ver si alguien me daba información. Y regresaba a Honduras con Enriqueta… mi hija, así la nombré para recordar a mi madre, para recordar a la señora que yo seguía buscando. El 24 de abril del 2003 Pati me da una noticia fatal:
_Miguel, tengo que decirte algo, y es muy fuerte…me dijo.
_No me digas que han encontrado a mi madre muerta, le dije.
_No, no es eso. Es que ya no puedo soportar que estés de aquí para allá con esa ansiedad y no te comportes como mi marido. Vos tenes una familia aquí y somos nosotros. Ya me cansé de fingir que todo está bien, así que lo mejor es que nos divorciemos.
_No me abandones en estos momentos por favor Pati, te necesito.
_Ya no se puede, ya no es igual.
_No será que conoces a otro hombre? Le pregunté.
_No digas tonterías, lo que pasa es que tu desasosiego me mantiene estresada, y ya he dejado de quererte.
Esa noche que Pati me dijo que ya no me quería mas, no dormí en el apartamento, salí a un bar. Desconsolado sintiéndome como todo un neófito sin poder entender que sucedía. Entré al bar y alli estaba una rubia que ya la había visto anteriormente pero nunca le había hablado. Ella estaba en la barra, yo me senté a su lado, me miró y me regaló la sonrisa mas linda que yo haya visto en mi vida mientras se hacia una cola en el pelo.
_Hola como estas? Me preguntó.
_Bien gracias, le contesté.
_Como te llamas? Me preguntó.
_Miguel, ¿y vos?
_Me llamo Jennifer, me parece que nos hemos visto en algún otro lado.
_Yo creo que si, le conteste, y ella rozaba su rodilla con la mía.
_Te veo un poco deprimido, si quieres podemos compartir algo que acabo de comprar en la casa de Jack Gallaguer.
_Que es lo que compraste? Le pregunté.
_Tengo de la buena, boludo. Vamos a hacernos mierda donde quieras, nos damos unos cuantos pericazos y tenemos sexo toda la noche, a demás hace rato que no pruebo una buena verga, te la chuparía hasta dejarte sin nada, ¿Quieres?
En ese momento me sentí atraído por esa mujer que media alrededor de un metro ochenta, cabello rubio, ojos color miel, y unas nalgas de la gran puta. Ella me tocaba mi entre pierna y para ser franco ya se me había parado el pirulin.
_Que decís chiquitín? ¿Nos vamos? Ya te la siento dura. Me dijo.
Yo me acorde de todo lo que había vivido en New York y no me atreví, le quite la mano de mi entrepierna de manera brusca y me retiré. Cuando yo estaba abriendo la puerta para salir me voltee y la miré, ella me enseño el poco de cocaína que andaba, como incitándome a consumirla, yo solo agaché la cabeza y me fui.
Me quedé en el hotel Mira Flores y por la mañana me fui al apartamento con una resaca que no la soportaba. Al llegar miré en la sala las maletas que Pati me había preparado para que me fuera de mi casa. Al parecer mi presencia le incomodaba y mi deseo de poder encontrar a mi madre no le importaba.
Mas adelante nos divorciamos ella se quedó con Miguelito y Enriqueta, yo me vine para Honduras con el mismo propósito de siempre, buscar a mi familia.
Fui a mi pueblo y ya se había recuperado casi en su totalidad la maravilla que en algunas ocasiones sirvió de postal para extranjeros. Me vine a vivir a San Pedro Sula, la capital industrial de Honduras y puse una fábrica de vidrios y un restaurante, aprovechando lo que aprendí de Frank y de los padres de Pati, mi ex esposa. Viajo a Estados Unidos para ver a mis hijos y para darle un abrazo fuerte a Carmen la mujer que sin duda alguna por mi culpa esta en silla de ruedas. Pati se casó con Julio un italiano dueño de una línea de restaurantes. Yo por mi parte estoy aquí, solo… sin familia y con el dejo de tristeza de resignarme que mi madre no está conmigo… talvez porque yo había cambiado lo autentico por edificios que no me pertenecían. La ausencia de mi familia me acerca a la nada para llenar un espacio que solo puede ser visitado por sus espectros, espectros que me acompañan aquí y alla.

Muy buena vida para todos.

jueves, 12 de abril de 2007

ESPERO ME APOYEN


Señores que se dan a la tarea de perder el tiempo leyendo mis pendejadas. La razón por la cual he dejado casi refrigerado ese semejante culo que le pertenece a Emilia mi vecina, es por que estoy escribiendo una novela testimonial y espero me respalden con la misma. Es una novela basada en mi vida con todos los matices y detalles, algunos de color gris y otros multicolores. La novela se llamara CUANDO REGRESÉ A MI PUEBLO. Les advierto que es un poco larga, pero tiene un contenido explicito.
Estuve pensando si ponerla por partes, pero lo pondré todo de una vez, son como diez paginas y espero les guste…sus comentarios serán de mucha utilidad, pueden ir leyendola de a poco. La novela la publicare en unos pocos dias, talvez semana y media o menos, yo les aviso cuando comente. Muchas gracias por todo, se les quiere desde Honduras. Su subalterno critica33.
Muy buena vida para todos.

lunes, 2 de abril de 2007

NO ME PUEDO QUEJAR


Es simplemente ineludible dejar de agradecer a Dios por tantas maravillas que ha puesto en mi camino. Las mundologías que he adquirido a través del tiempo me han convertido en un perfecto anacoreta, un taciturno encerrado en su guarida con matices de poeta demente y con la coherencia de un licántropo en luna llena. Es simplemente indubitable el hecho de poder disfrutar el regalo mas sagrado que es la vida misma. Agradezco a mis padres por haberme dado la oportunidad de aplicar mi llegada a este planeta, que sin duda alguna es lo mas maravilloso, aunque a veces nos sorprenda con su escuela. Agradezco a tus padres por haberte dado la oportunidad de pararme la verga cada vez que mostras ese culo espectacular. Tus nalgas es lo más sagrado…querida vecina, vos haces que mi huevo izquierdo sea todo un personaje. Vos haces que mis noches tengan un final orgásmico aunque no lo sientas. Yo siento que sientes aunque sé que sentir no se siente si no me sientes.
Como quisiera abrazarte por detrás y darle un beso a semejante culo. Jjajjajajaj.
Muy buena vida para todos.